El 10% de la producción porcina de Cataluña procede de la comarca de Les Garrigues (Lérida), donde se producen 600.000 metros cúbicos de purines al año, lo que supone un reto para su gestión y, al mismo tiempo, una oportunidad, para hacer un tratamiento de los purines con modelos medioambientalmente más adecuados, algunos de los cuales ya funcionan desde hace años sin quemar residuos. Este es el planteamiento de partida de un amplio reportaje de Albert González, autor de sus textos y fotos, publicado en el número de primavera de la revista comarcal SomRurals, dedicada a la agricultura, la ganadería y el mundo rural y que edita la Associació Garriguenca de Comunicació.
Los residuos sólidos de los purines de los cerdos se pueden convertir en fertilizantes orgánicos, gracias a su contenido en nitrógeno, potasio y fósforo. Pero los purines tienen un contenido mucho mayor de agua (80%) y el gran debate que existe en la actualidad es qué sistema emplear para extraerla y separarla de la parte del residuo sólido. En Cataluña hay seis plantas de cogeneración, de las cuales tres se encuentran en la provincia de Lleida, y que básicamente usan el gas natural para secar los purines.
Otro sistema, que ha levantado una gran polémica es el del proyecto de La Nueva Tracjusa, en Juneda, los promotores de la cual son la cooperativa Gestió Agroramadera de Ponent (GAP), que obtuvo la autorización medioambiental hace dos años, por parte del entonces Departamento de Territorio y Sostenibilidad, de sustituir el gas por otro tipo de combustible, combustibles derivados de residuos (CDR), procedentes de desechos urbanos a partir de un proceso de gasificación y que quienes se oponen consideran que es muy parecido a la incineración, cuenta el autor del reportaje. La Plataforma Aturem la incineradora de Juneda (Paremos la incineradora de Juneda) se opone, pero el proyecto de la Nueva Tracjusa, de Juneda, fue ratificado por el actual Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural (DACC) el 8 de julio de 2022.
Frente a estos sistemas, existen otros modelos en funcionamiento en otros municipios, la mayoría de los cuales funcionan con cierta rentabilidad y sin tener que recurrir ni a la cogeneración ni a la incineración. Estos modelos son el de Bioenergía de Almenar, Bioproductors de Alcarràs, EcoBiogàs de Vila-sana y de los Ramaders de Juncosa (Ganaderso de Juncosa), a menudo impulsados por familias que se agrupan en una sociedad agraria de transformación (SAT) y que se enmarcan dentro de la filosofía de la bioeconomia circular, que el Gobierno catalán quiere impulsar a través de la Estrategia de Bioeconomia de Cataluña 2030 (EBC 2030), de la cual ya informó PORCAT.
Modelos de bioeconomia circular y ecológicos
Así, Bioproductors de Alcarràs es un proyecto impulsado por 150 familias de Alcarràs, junto a vecinos del campesinado, que decidieron invertir 1,5 millones de euros en una planta de compostaje que ocupa dos hectáreas y que transforma los purines en abonos orgánicos. El año pasado gestionó 18.000 toneladas de residuos orgánicos de novillos y en una parte menor de porcino, pero legalmente podría lograr un ritmo anual de 27.000 toneladas de excrementos y prevén que podrán subirlo hasta las 54.000. Las deyecciones se mezclan con restos de poda y de árboles frutales y producen un abono orgánico mucho más competitivo que el químico.
La aspiración de estos bioproductors va más allá porque quieren impulsar un macroproyecto para convertir la finca de los ganaderos de Alcarràs, de catorce hectáreas, en un polígono industrial, que muchos denominan BioHub, según el diario Ara. En este polígono el objetivo es levantar una planta de biogás que producirá electricidad a todo el complejo industrial a partir de las deyecciones ganaderas por medio de un plan especial que se redactará con ayuda de la Diputación de Lleida. Además, en esta misma finca, se quiere acoger a industrias que experimentan a escala industrial con otras posibles utilidades de los excrementos animales, por ejemplo, para transformar las deyecciones ganaderas en productos cosméticos, celulosa para hacer bolsas de compostaje y, incluso, pantallas para teléfonos móviles, informan el diario Ara y SomRurals.
Por otro lado, los Ramaders de la Juncosa (Ganaderos de la Juncosa), una cooperativa de unos sesenta socios, pusieron en marcha la primera planta de compostaje de la comarca que se levantó en 2005 y que consiste en un sistema muy parecido al de Alcarràs, que, de las deyecciones del sector vacuno, obtiene dos millones de un compuesto ecológico que dejan secar al aire libre. Después, a partir de este compostaje genera un nitrógeno que es absorbido por los cultivos y que nunca llega a los acuíferos.
Bioenergía de Almenar S.L. puso en marcha una planta de biogás. Dispone de una instalación de cogeneración de energía eléctrica y calor, a partir del biogás de origen agroindustrial producido en sus biodigestors, un sistema que tiene desde hace una década y que es líder en el España. Con una potencia instalada de 3 MW, se trata de una de las instalaciones mas grandes de este tipo en el Estado.
Basada en el concepto de economía circular, su principal diferencia respecto a otras instalaciones similares es la presencia de una avanzada planta de transformación del digestado de productos fertilizantes. En esta planta de tratamiento se consigue, mediante procesos sucesivos de separación, concentración y filtrado y aprovechando el calor generado por los motores de cogeneración, separar el digestado obtenido después del proceso de biodigestión en tres productos finales: un fertilizante sólido que se comercializa en forma de pelets, un fertilizante líquido concentrado de alto valor agronómico y agua de riego con una caracterización físico-química controlada y continuamente monitorizada, informa la empresa Bioengineria de Almenar en su Linkedin.
Albert González explica a su reportaje, en SomRurals, que estos biodigestores son comparables a un gran estómago grande, que se «come» los purines, residuos orgánicos y restos de la industria agroalimentaria como fruta y harinas y los «digiere», por medio de un proceso anaerobio (en ausencia de oxígeno) y a una determinada temperatura para generar biogás. Inicialmente, el proyecto de Almenar fue impulsado por un centenar de familias que constituyeron una SAT; que, en 2015, la empresa ilerdense Griñó Ecológico empezó a suministrar los residuos orgánicos con una pequeña participación en el accionariado hasta que en 2018 se convirtió en el socio mayoritario. La SAT de Almenar continúa, pero dentro del accionariado de la planta.
EcoBiogàs de Vila-sana, fundada al 2007 por los hermanos Puerta de Vila-sana, es una planta de biogás agroindustrial que, como Almenar tiene un sistema de digestión anearobia de purines de cerdo, residuos agroalimentarios y lodos, para generar biogás y un biofertilizante apto para el cultivo. El rasgo diferencial de este proyecto es que se ha dotado de una planta de upgrading (planta de enriquecimiento del biogás), construida en 2018 dentro del proyecto Life Methamorphosis (consorciado por Aqualia, Área Metropolitana de Barcelona, FCC Servicios Medioambientales, Naturgy, Instituto Catalán de Energía y SEAT). La función de esta planta de upgrading es transformar el biogás en biometano, el cual se puede inyectar en la red de gas natural e, incluso, utilizar como biocombustible alternativo para vehículos. De hecho, en estos momentos, ya está alimentando dos vehículos de SEAT.
Estos son solo algunos de los ejemplos de bioeconomia existentes en Cataluña. Este modelo económico circular y sostenible se basa en el uso de recursos biológicos renovables y locales para producir bienes y servicios en todos los sectores económicos existentes en Cataluña. Y se espera que, en los años próximos, el territorio catalán se llene de muchos más proyectos de estas características. El EBC 2030 sostiene que la bioeconomia circular será uno de los principales motores de la innovación en los próximos años. Dentro de este modelo, el sector agroalimentario y, en particular, el agroganadero, pueden tener un peso específico muy importante en su implementación.
Fuente: Porcat