Un informe elaborado entre AECOC y PWC apunta que el aumento de precios hubiese sido incluso menor al 13% si se hubiera reducido el impuesto del 10% al 0%
Ambas organizaciones atestiguan que el comercio minorista redujo sus márgenes de beneficio en casi un punto el año pasado
De no haberse reducido el IVA de los productos básicos de alimentación, el incremento de precios en este sector hubiese sido del 18,1% en febrero, casi dos puntos peor de lo que reflejó el cálculo definitivo del IPC que publicó hace justo una semana el Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero la conclusión también funciona a la inversa: de haber incluido la carne y el pescado en el paquete de artículos con una carga tributaria inferior a la que le es habitual, la inflación habría escalado casi dos puntos menos de lo que lo hizo: se habría situado en el 14,9%, si el IVA hubiese pasado del 10% al 5%, y en el 12,9%, si se hubiese dejado a cero.
Así lo indica un informe publicado este martes por la Asociación de Fabricantes y Distribuidores AECOC, y la consultora PWC, que aprovechan estos datos para celebrar la decisión tomada por el Gobierno respecto el IVA a finales del año pasado, pero también para reivindicar que la rebaja tendría que haber contemplado también la carne y el pescado. Sobre todo porque, como concluye también este estudio, el sector de la distribución está muy limitado a la hora de aplicar nuevas medidas de contención de precios.
“Los dos únicos países que han decidido topar el precio de los alimentos presentan elevados niveles de inflación alimentaria: Croacia acumula un 19,7% desde inicios de 2022 y, especialmente, Hungría, que actualmente afronta un IPC alimentario del 62,4%, el más elevado de toda Europa“, apunta la asociación en una clara referencia al debate que abrió hace meses la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, y que vuelve a estar sobre la mesa estos días después de que Francia haya llegado a un acuerdo con los principales supermercados del país para instaurar cestas de la compra de precio limitado.
“No solo entendemos y compartimos la preocupación de la sociedad, sino que toda la cadena de valor está trabajando más que nunca en la búsqueda de fórmulas para frenar cuanto antes la escalada de precios“, sostiene, en este sentido, el director general de AECOC, José María Bonmatí. “En el contexto actual, todos los eslabones de la cadena agroalimentaria están reforzando su colaboración y diálogo para ser más eficientes y asumir parte del incremento de costes“, asegura el mismo responsable en un comunicado.
Margen del 5,7%
Según los datos de este informe, que se ha elaborado, de hecho, para estudiar la reducción de márgenes empresariales en el sector a raíz del alza de costes, el comercio minorista cierra 2022 con un margen de beneficios aproximado del 5,7%, casi un punto inferior al del año previo, y más de un punto menor al de 2020, cuando había crecido de golpe precisamente desde el 5,8% que marcaba en 2019.
“El comercio minorista alimentario es el que tiene mayor peso en la estadística y los primeros resultados presentados por las principales cadenas de distribución certifican que, en 2022, las empresas del sector han asumido costes superiores al incremento de precios aplicado y que los márgenes de beneficios han descendido”, reza el estudio.
Por otro lado, este análisis también se fija en el Índice de Precios en Origen y Destino de los Alimentos (IPOD), un indicador que refleja cuánto se multiplica el precio de un producto desde que sale del campo o de la fábrica hasta que llega al consumidor, y que no solo está en el valor más bajo de los últimos cinco años, sino en caída libre desde finales de 2022. “Esto muestra que toda la cadena ha bajado sus márgenes para no repercutir el total del incremento de costes en los hogares”, zanjan desde AECOC.
Font: El Periódico