El 35% del maíz que importa la región proviene del llamado granero de Europa.

El ataque ruso contra Ucrania ya empieza a tener un impacto sobre las empresas en España. La energía ya está subiendo de precio, pero también otros productos. Pese a que Ucrania y Rusia no son socios muy importantes para la exportación, sí tienen una relevancia clave en las importaciones: los campos ucranios, a los que muchos se refieren estos días como “el granero de Europa”, son efectivamente uno de los principales polos de producción de cereales, indispensables para la alimentación humana pero también para el pienso de los animales, lo que pone en apuros al sector de la ganadería, que ya nota un encarecimiento. También está inquieto el sector turístico ante la más que probable pérdida de unos visitantes muy preciados.
La inquietud va acompañada de la incertidumbre entre el empresariado catalán. La Cámara de Comercio de Barcelona consideró el viernes “más que previsibles” las consecuencias económicas del conflicto e instó a los gobiernos a tratar de mitigarlas. El consejo general de cámaras de Cataluña añadió ayer su preocupación por el impacto que puede tener en el tejido empresarial catalán y en la crisis energética que ya está en marcha.
La directora de internacionalización de Acció (la agencia empresarial de la Generalitat), Cristina Serradell, destaca que el impacto será a dos niveles, el de las empresas con relación directa, y el de la globalización. En el primer ámbito, las exportaciones catalanas a estos dos países (principalmente ropa, maquinaria, perfumería y cosmética) no son muy importantes: las que van a Rusia suponen el 0,8% del total y las que van a Ucrania, el 0,2%. Hay 643 empresas catalanas que exportan de forma regular a Rusia, y 417 que lo hacen en Ucrania.
El porcentaje de las importaciones rusas y ucranias en el conjunto de productos que compra Cataluña también es muy bajo (un 0,6% y un 0,4% respectivamente), pero están muy especializadas: de Rusia se importa básicamente combustible y de Ucrania, cereales y aceite de girasol. “Un 35% de todo el maíz que importamos viene de Ucrania, y también un 44% del aceite de girasol. En este sentido, hay una dependencia importante y ya hay un encarecimiento en los mercados a futuro”, destaca Serradell. La asociación de agricultores y ganaderos JARC expresó el viernes su preocupación, ya que Cataluña “necesita grandes entradas de maíz para generar el alimento de los animales de granja”. El precio de la cotización del maíz y la cebada ya ha aumentado un 10% en Mercolleida. Todo llega en un contexto de subida de precios. “Este conflicto encarecerá aún más los precios, y aunque España no sea tan dependiente del El conflicto en Ucrania ya impacta en ganaderos y hoteleros catalanes El 35% del maíz que importa la región proviene del llamado granero de Europa

Acció teme que el conflicto tenga un doble impacto sobre las empresas

En 2019, visitaron la comunidad 200.000 ucranios y 795.000 rusos gas ruso, el incremento de precios será globalizado”, alerta Serradell, quien sin embargo muestra una pizca de optimismo: “En 2014, Rusia prohibió las importaciones de carne de cerdo de la Unión Europea [por la crisis de la peste porcina africana], algo que afectó mucho a la industria cárnica catalana. Pero se recuperó buscando nuevos mercados, uno de ellos el chino. Por eso, siempre decimos a las empresas que cuanto más diversifiquen mercados, mejor”.
También el sector turístico, que esperaba levantar cabeza este verano tras la pandemia, está preocupado. En 2019 visitaron Cataluña más de 200.000 ucranios y 795.000 rusos, que gastaron en total más de 1.160 millones de euros, según los datos oficiales. Los destinos preferidos son la Costa Daurada (representan hasta el 7% de las pernoctaciones totales en la provincia de Tarragona), y la Costa Brava. Ambos destinos perdieron estos visitantes con la pandemia, pero confiaban en empezar a recuperarlos este verano y habían puesto en marcha campañas específicas. De hecho, el aeropuerto de Barcelona había anunciado que tendría este verano la mayor capacidad de rutas con Ucrania, con hasta siete operadores y 37 vuelos semanales. Todos han sido cancelados ya.
“Ahora que empezaba a reactivarse, esto nos perjudica. No solo porque no vendrán turistas rusos o ucranios, sino porque clientes potenciales de alrededor del mundo verán Europa con recelo. Con la guerra de Irak, me acuerdo que se cancelaron grupos de estudiantes a las Baleares”, explica el presidente de la patronal de agencias de viaje Acave, Martí Sarrate. Destaca también los esfuerzos que se habían hecho por recuperar el turismo ruso, “que tiene un gasto diario muy importante, una estancia mínima de 10 noches y hacen visitas culturales y gastronómicas”. El director del Gremio de Hoteles de Barcelona, Manel Casals, coincide en que el sector “es muy sensible”, y que el conflicto “generará mucha inseguridad a la hora de viajar”. En Barcelona, el cliente ruso no es de los más numerosos, pero es importante, y ya cuando hubo la crisis del rublo se notó su ausencia.

Font: EL País