Un kilo de muslos de pollo, otro kilo de pechugas y una docena de huevos XL. 16,67 euros. Hace medio año, los mismos productos costaban poco menos de 12 euros. Este es el mejor ejemplo de lo que afrontan los consumidores gasteiztarras cuando van a hacer la compra. Los 50 euros de antes son los 80 de ahora. Y sin llenar la cesta. El dinero vuela y las cuentas no cuadran.
En poco más de seis meses, los precios de productos tan habituales en nuestra dieta como el pollo y los huevos se han disparado. Y lo peor es que los pronósticos auguran que esta tendencia al alza continuará hasta fin de año. Los precios de la luz, gas y gasoil han creado la tormenta perfecta que, por ahora, no parece remitir pronto.
“Los huevos han llegado a cambiar dos veces de precio en una semana”
“Los huevos llevaban muchísimo tiempo sin subir y estos meses han llegado a cambiar de precio dos veces en una misma semana“, confirman desde la pollería Marian, en la plaza de Abastos. Allí, en enero tenían la docena de huevos medianos a 1,90 euros. Ahora la venden a 2,45 euros, los de tamaño XL a 2,65 y los camperos a 3 euros.
Margen de beneficios muy ajustado
Jesús Carnicero, presidente de la Asociación de Carnicerías Selectas de Álava (ASELCAR), explica perfectamente la cadena de suministros. “En los mataderos de pollos, cuando las crías nacen, hace falta mucha luz y gas. Ambos han subido cada uno un 20%“, comienza.
A continuación, los animales van a una distribuidora con cámaras frigoríficas. Más energía. El transporte, además, necesita gasoil o gasolina, que han pasado de 0,90 a 2 euros el litro. “Antes llenaban el depósito por 150 euros, y ahora son 300. Un distribuidor que recorra Vitoria a diario, gasta eso cada semana. Multiplica por cuatro”, continúa.
“A veces da vergüenza colocar los cartelitos con los precios”
“Las tiendas no podemos asumir esta subida generalizada de los precios, deja un margen de beneficios tan ajustado y escaso que, en dos semanas, te lo comes”, revela Carnicero. Hasta este año, reconoce que podían regular las fluctuaciones durante varios meses. “Igual había subidas en el pollo de cinco céntimos una vez y, dos semanas más tarde, bajaba 7 u 8 céntimos. Con eso podías jugar”, señala. Ahora eso es imposible. El pollo cuesta casi el doble que hace unos meses.
41% más caro
“A veces da vergüenza colocar los cartelitos con los precios. Pero la alternativa es comerlo del margen de beneficios, el que pueda, o palmar”, asegura Carnicero.
Y es que un incremento, en apariencia asumible, de 10 céntimos el kilo en el pollo en canal implica un incremento de 25 céntimos en muslos, pechugas y demás. Es lo que ocurrió hace solo dos semanas con el pollo blanco. El amarillo se encareció hasta los 20 céntimos el kilo. “El pollo casero es donde más se ha notado, ahora está a 6,70 euros el kilo y a 8,50 el LumaGorri”, corroboran en la pollería Marian.
Más subidas
¿Cuál es el límite de subida? “No lo sabemos, pero si siguen así, el panorama es complicado para todos”, sostiene. Es muy consciente de que el pollo y los huevos son productos habituales en nuestros carros de la compra. Y admite que la clientela revisa más lo que gasta en alimentación. “Si no lo haces, y con el resto de gastos generales donde no puedes recortar, te pasas a fin de mes”, asegura.
No obstante, tampoco tiene claro que esta situación provoque un frenazo en el consumo. Porque, como bien dice, “comer hay que comer”.
Font: GasteizHoy