Entrevista a Javier López, director de Provacuno

Como persona que ha trabajado durante bastantes años con el vacuno de carne, ¿qué percepción cree usted que tiene el consumidor de su sector?

Los ataques que ha sufrido este sector se deben principalmente a una cuestión económica, a pesar de que la justificación o la argumentación ha sido otra. Pero como pasa en la vida, tarde o temprano todo vuelve a su sitio. Pinchó la burbuja de los productos «plant based» o, en español, ultraprocesados vegetales, en el momento que los fondos de inversión no han recogido los frutos esperados. La lluvia de millones de inversores de todo el planeta ha desaparecido y con ellos también buena parte de los ataques sin sentido a la carne. Es más, ahora ya vemos lo que nosotros, y creo que casi todos, intuíamos sobre estos productos: ni son tan sanos, ni tan sostenibles, y mucho menos económicos.

No, es justamente lo contrario, la carne de vacuno es buena y necesaria para la salud y absolutamente vital en varias edades críticas para las personas, niños, mayores, mujeres gestantes y lactantes… Pero es cierto que, por desgracia, cae el consumo de carne de vacuno, pero también lo hace y en mayor medida el de frutas, verduras, legumbres, pescado… mientras crece el índice de obesidad en niños, los trastornos alimentarios y el sedentarismo. Estamos abandonando nuestra dieta mediterránea, la más saludable del mundo. Creo que deberíamos trazar una estrategia común para revertir esta situación en España y en Europa, ayudando al sector e informando al consumidor para que volvamos a reconducir esta situación.

Entonces, ¿podemos afirmar que la carne de vacuno no resulta cancerígena?

En ningún sitio se ha dicho eso. Lo que dijo la Organización Mundial de la Salud en su informe sobre esto fue que no había datos suficientes para asegurarlo. Esto mismo se repitió con EATLancet, cuando publicó la dieta planetaria y luego, tras estudiarlo con más profundidad, publicó una nota donde decía que no había suficiente evidencia sobre la recomendación de reducir la ingesta de carne roja. Por otro lado, en noviembre de este año, científicos de la Universidad de Chicago publicaron en la prestigiosa revista «Nature» un «paper» donde se relacionaba la carne roja con la prevención del cáncer. Y es que, según se desprende del informe, la carne roja, como la carne de vacuno, y los derivados lácteos, como ocurre con el queso, contienen un ácido graso que mejora la capacidad del sistema inmunitario para combatir tumores.

¿Qué recomendaciones de consumo hacen desde Provacuno?

Nosotros no somos médicos y, por eso, nunca hacemos recomendaciones de consumo. Lo que sí decimos es que cada persona es diferente, y que, si necesita ayuda, visite a un profesional. Cada etapa de la vida resulta diferente, pero en todas ellas es imprescindible alimentarse correctamente, de forma variada y equilibrada. La alimentación no es filosofía, es bioquímica. Dejemos las modas para la música y la ropa, pero no para la alimentación porque esto puede ocasionar verdaderos problemas de salud a corto y largo plazo.

Los jóvenes son los consumidores del mañana. ¿Cómo ve el futuro de la carne de vacuno?

La verdad es que lo veo bien, soy optimista o, mejor dicho, realista. Y digo realista porque según la encuesta lanzada por Sigmados en el mes de noviembre, mostraba cómo la comida favorita de los jóvenes era la hamburguesa cuando iban a comer fuera de casa, y la segunda opción, a escasos tres puntos porcentuales de la pizza cuando pedían a domicilio. Está claro que los hábitos de consumo de los jóvenes son diferentes a los de personas adultas, pero es que también los de las personas adultas han cambiado. Y, como pasa en el mundo, o te adaptas o desapareces.

Sí, pero es que no tenía razón de ser. Los herbívoros son necesarios en el planeta, siempre han existido y esperemos que sigan existiendo si queremos que el ecosistema siga vivo. Nosotros trabajamos de la mano de la comunidad científica para minimizar el impacto de nuestro sector, pero no olvidemos que éste es el único, junto con el agrícola, que absorbe carbono, y mucho. Además, son el mejor y más económico método para prevenir incendios forestales, que son uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero que existen cuando suceden, y una de las mayores fuentes de pérdida de biodiversidad.

Font: La Razón