Eliseo Isla Argelich, director de desarrollo comercial de la Cooperativa de Ivars de Urgell, de la población leridana que le da nombre y expresidente de Provacuno, ha sido premiado este año, junto a Pau Salse, de Agromont de Balaguer, como mejor analista en los sextos premios PronosVac de Mercolleida y Mercamurcia, que reconocen a los mejores analistas de la mesa del mercado en origen nacional del bovino de carne (MonVac). Considera que el sector vive un momento de buenos precios en el que una de las amenazas es la dificultad de reponer por la reducción del censo.

¿Cómo ha sido 2022 para el sector del vacuno?
El negocio ha funcionado, ha ido bien, es un momento esperanzador en ventas, pero los ganaderos no han visto ni un euro, porque lo han vuelto a invertir en las granjas. Ahora, si el precio de coste va bajando, como parece que ocurre de forma moderada, y la carne se mantiene, los ganaderos verán resultados. Si el pienso sigue alto y la carne baja, los resultados desaparecerán.

¿Los ganaderos han apostado por más compras o las han reducido?
A raíz del encarecimiento de las materias primas necesitamos más circulante para hacer lo mismo que hacíamos. El que está bien financiado no ha notado nada, pero el que va justo o ha invertido en reformas, ha metido menos terneros en sus corrales. En general los censos son algo más bajos en las zonas más productoras, un 1% en Cataluña y un 0,9% en Aragón.

¿Cómo han evolucionado los precios en 2022 respecto a 2021?
Son mucho más altos. Por ejemplo, la categoría macho R2, que es la más significativa, en 2022 tuvo un precio medio de 4,85 por kilo canal y en 2021 la media fue de 3,86. Llevamos todo 2023 por encima de los cinco euros.

El Consejo de Ministros aprobó a finales de diciembre el decreto que determina el tamaño de las granjas, con un máximo de 850 cabezas en las explotaciones de nueva instalación. ¿Afectará mucho?
Creo que no. Estamos hablando de granjas de más de 800 animales y la mayoría son de 400 o 500. A veces, el mismo ganadero tiene tres o cuatro núcleos diferentes y puede juntar 1.500 o 3.000 animales, pero las granjas en sí no son grandes, no son macrogranjas.
Las granjas del vacuno de carne no se llenan de la noche a la mañana, porque las crías son las que son. Una vaca tiene un ternero o ninguno. Por eso, la gente hace naves pequeñas que se engloban en una única cartilla ganadera.

¿Cómo han evolucionado las importaciones?
En España ha bajado el número de vacas de leche y ha subido el de vacas de carne. Se han perdido países de importación. Por ejemplo, de Alemania y de Austria casi no llegan, ni de Polonia, porque los engordan
sus ganaderos. Llegan muchos animales de cría de países de Eslovaquia, Hungría, República Checha, Irlanda y Francia.

Muchos sectores agrarios se quejan este año de la entrada en vigor de mucha normativa. ¿Cómo afecta al vacuno?
Si me pregunta cuál es la amenaza que da más pánico en el sector del vacuno de carne no creo que sea ni el precio del pienso ni el precio de venta. Para mí, la amenaza es la reposición, la escasez de ganado de cría. A mí me da miedo eso. Primero porque muchos países han matado muchas vacas, se ha reducido el censo. Segundo por las normativas que afectan al bienestar animal y al transporte, ahí puede haber una amenaza.

¿Qué quiere decir?
Hace tiempo que esto nos preocupa. El sector y el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) hemos hecho estudios para ver cómo le afectan al animal los transportes largos, los cortos, el frío o el calor. Siempre hemos dicho que no queremos que nos lo manden cuatro políticos de turno, sino que se asesoren con científicos y se sepa dónde sufre más y dónde sufre menos el animal. Si hacen eso, verán que tampoco lo estamos haciendo tan mal.

¿Hay conversaciones entre el sector y las administraciones para evitar la medida impuesta?
Sí, en España y en Europa lo estamos intentando a través del COPA-COGECA. Yo, personalmente, presenté en el Parlamento Europeo la certificación en bienestar animal que estamos haciendo, pero hay grupos de presión, sobre todo en Europa. Nos criminalizan más de la cuenta.

Pedimos a la Unión Europea que hable con científicos. Si la ciencia nos dice que no lo hacemos bien, tendremos que mejorar, como ha pasado en el caso de las emisiones de carbono neutras. El sector quiere mejorar, quiere trabajar. Creo que el sector vacuno español ha adelantado a países como Francia o Irlanda. Lo ha hecho porque estamos produciendo de una forma mucho más sostenible. Hacemos productos con el máximo rigor europeo.

Los terceros países lo ven y por eso estamos abriendo nuevos mercados, está creciendo la venta.

¿Qué porcentaje de la producción española se exporta?
Ahora casi la mitad, entre vivo y sacrificado. Hemos crecido mucho en exportación en los últimos años. Europa nos está comprando mucho, principalmente Portugal. El segundo país es Italia, luego Francia. Vender en Francia antes era impensable y ahora vendemos. También entran con fuerza otros países, como Japón, Vietnam o Canadá que, aunque tienen mucha producción, nos está comprando.

Preocupa el consumo de la llamada carne vegetal…
Nos preocupó un tiempo, pero ya no.

¿Qué producción de vacuno tiene Cooperativa d’Ivars?
Tenemos una fábrica de pienso especializada en vacuno en la que hemos logrado que se haga suficiente pienso para tenerla amortizada, y estamos creciendo constantemente. Este año hemos producido más pienso que en 2022 y hemos comercializado 40.000 terneros. Aunque alimentamos a unos 60.000, porque hay muchos socios que comercializan el ganado por su cuenta.

¿En qué proyecto de I+D trabajan?
Nuestro I+D es conseguir el coste de kilo de carne más barato posible. Eso significa que en la granja de engorde hacemos cuatro tipos de pienso diferentes, en precio, tratamiento y formulación para intentar ver cuál es el coste de kilo de carne añadido más barato, saber cómo cuesta menos que un animal engorde un kilo. Intentamos producir sin soja, para que sea más sostenible y añadir forrajes de la zona del ganadero.

¿Cómo está el relevo generacional?
Otro objetivo de la cooperativa es precisamente ayudar en el relevo generacional. A quienes no lo tienen, intentamos facilitarles la vida. El problema es la gente mayor, que de momento hemos resuelto facilitando el trabajo y, si no ha sido posible, buscamos un vecino que quiera seguir con el negocio. Al final, es cierto, habrá más concentración.

Font: Agronegocios