No es aceptable que relatos engañosos guíen el debate en torno al sector ganadero sostenible e influyan en la Comisión Europea y en los responsables políticos. 

Farm Europe y Eat Europe agradecen haber sido invitados a participar en el taller organizado por la DG Grow de la Comisión Europea sobre productos lácteos fermentados o, dicho de otro modo, productos lácteos cultivados en laboratorio. ¡Ha sido muy esclarecedor!

Un taller que se considera basado en la ciencia y en hechos no debería comenzar con suposiciones engañosas, como describir a las vacas como “un biorreactor diez veces menos eficaz”. Esa afirmación –que fue el leitmotiv de todos los panelistas– demuestra claramente que el enfoque basado en la evidencia y las evaluaciones de impacto rigurosas no son el núcleo del sistema alimentario que promueven.

Este enfoque ha dejado deliberadamente sin respuesta y sin debate preguntas que se plantean todos los consumidores de la UE. ¿Cómo se tiene en cuenta el papel social y medioambiental del uso de organismos modificados genéticamente (OGM)? ¿Cómo se mide la eficacia? ¿Cómo se calcula el consumo de energía? ¿En comparación con qué modelo de producción ganadera? ¿Sobre qué base se puede presentar un producto lácteo sintético o cultivado en laboratorio como de “mejor sabor” o como un “mejor ingrediente”? ¿Cuál es la evaluación sobre la aceptación de los consumidores de tener alimentos químicos en sus platos?

Los agricultores y productores de alimentos deberían tener la posibilidad de abordar estas cuestiones en un debate equilibrado y adoptar una postura firme. Como subrayaron Farm Europe y Eat Europe, en particular durante el debate, la fermentación es solo uno de los procesos de laboratorio en juego, pero el debate debe ser holístico y tener en cuenta también los aspectos éticos y medioambientales, así como las consecuencias para la competitividad del sector agroalimentario de la UE, evitando afirmaciones simples que no se basen en una ciencia unánime.

Cuando se trata del papel y el impacto del sector ganadero, el debate debe basarse también en la ciencia y en cifras reales, que deben tener en cuenta no sólo las emisiones del sector ganadero, que nadie niega que tengan impacto – aunque en una tendencia decreciente en las últimas décadas – sino también las externalidades positivas del ciclo de producción ganadera, así como las diferencias entre las emisiones y sus efectos sobre el medio ambiente (- el CO2 permanece en la atmósfera 300-1.000 años, después de 100 años todo el CO2 emitido en el momento cero seguirá estando en la atmósfera, mientras que la emisión original de metano (CH4) ya habrá desaparecido 11,2 ± 1,3 años después de la emisión) – así como las externalidades positivas del ciclo de producción ganadera).

Ciclo productivo

El 80% del agua “consumida” en el ciclo productivo de una vaca vuelve al campo con una mejor calidad en materia orgánica, contribuyendo a que nuestros suelos sean más sanos. ¿Qué pasa con el agua y las aguas contaminadas resultantes de un proceso de biorreactor?

El estiércol y los subproductos producidos por una vaca se transforman en un modelo de bioeconomía positivo y virtuoso como energía (biogás, biometano), o como fertilizante orgánico (digestato, Renure), sólo por dar algunos ejemplos.

Los biorreactores necesitarían utilizar una gran cantidad de energía que se supone que procede de fuentes renovables, cuando sabemos que incluso la energía renovable es limitada, a menos que no queramos que nuestras tierras agrícolas sean aptas únicamente para la producción de paneles solares. La fotosíntesis es la única energía gratuita y es la base misma de la producción ganadera de la UE.

Por último, no olvidemos los riesgos de que las zonas rurales sean abandonadas y se reduzca la competitividad del sector ganadero en beneficio de unas pocas empresas altamente capitalistas que ambicionan concentrarse en la producción de alimentos para sus manos. ¿Quiénes morirán primero? Los agricultores ubicados en áreas remotas: ¿estamos dispuestos a aceptar todos los riesgos asociados a la posible erosión del suelo, la inestabilidad hidrogeológica o la desertificación?

En cuanto al marco legislativo, como ya recordamos en una carta que enviamos a la Comisión Europea, y respaldando los llamamientos del Consejo de Agricultura de la UE y del Parlamento Europeo, es necesario evaluar si el Reglamento sobre “nuevos alimentos” en su forma actual es adecuado para su propósito, pidiendo que se consideren futuras modificaciones que tengan en cuenta la necesidad de alinear algunos aspectos de la evaluación de los alimentos producidos en laboratorios con los procedimientos de evaluación de los medicamentos, en particular la solicitud de incluir estudios preclínicos y clínicos que se utilizarán como criterios para evaluar la seguridad de los productos cultivados en laboratorio, tomar debidamente en consideración las regulaciones sobre OGM y abordar cuestiones éticas.

Font: Q.com