Las explotaciones ganaderas situadas en las comarcas que se abastecen de las cuencas internas catalanas están empezando a plantearse muy seriamente su futuro inmediato. Si la sequía se prolonga (como parece que así será) y, por tanto, se endurecen las medidas de ahorro de agua, muchos propietarios de granjas van a tener que optar por cerrar temporalmente. “Ya en estos momentos, muchos ganaderos han llegado a limitar la entrada de animales en las granjas porque no se pueden arriesgar a quedarse sin agua para darles de beber”, explica Jordi Armengol, responsable del sector en el sindicato agrario Unió de Pagesos (UP). El sector vive en vilo ante la inminente declaración de preemergencia por sequía, el escenario previo a la emergencia, que afectaría a en torno un 55% de las granjas que hay en activo en Catalunya.
En todo caso, “lo que sí pedimos es que no se generen situaciones de discriminación en relación a otros sectores económicos como el turismo y la industria”, ha insistido el ganadero, que ha recordado que en las granjas, a diferencia de otros ámbitos, no es posible utilizar agua regenerada, una de las alternativas que más peso están ganando en este periodo de sequía. “En ningún caso se aceptará una calidad del agua que no sea apta para el consumo animal”, ha subrayado el sindicalista. “Y, por supuesto, el interés económico no va a pasar nunca por encima de la salud pública“, ha remachado.
Unió de Pagesos, que también forma parte de la Mesa de la Sequera, está también preocupada por el estado de las reservas hídricas en la cuenca del río Segre, que es donde se concentra el grueso de la actividad ganadera de Catalunya y que, de seguir a este paso, pronto empezará a tener también problemas de suministro de agua. “Venimos de la experiencia del año pasado en el Canal d’Urgell y ya nos estamos temiendo lo peor”, ha avisado Armengol.
Font: El Periódico