La visita del presidente a China compagina debatir con Jinping fórmulas para acabar con la guerra en Ucrania y citas con los grandes touroperadores locales o las empresas españolas en el país.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está dispuesto a exprimir tanto la oportunidad diplomática como la comercial que le brindan su viaje oficial a China, que tendrá lugar entre mañana y el viernes. Invitado por su homólogo chino, Xi Jinping, Sánchez acude a Pekín con la intención de instarle a aprovechar su ascendencia sobre el presidente ruso, Vladimir Putin, para poner fin a la invasión sobre Ucrania, pero también con la esperanza de reforzar los lazos económicos con el gigante asiático. Fuentes oficiales anticipan que su agenda prima áreas como el turismo, la inversión en chips o el vehículo eléctrico.
Desde el punto de vista diplomático, el viaje de Sánchez a China supone la devolución de la visita que Jinping hizo a España en 2018, ya bajo su presidencia, coincidiendo con que este año se conmemora el 50 aniversario de las relaciones comerciales entre ambos países, con la intención de relanzarlas tras la parálisis de la pandemia.
El presidente español se convierte, además, en el primer mandatario europeo en reunirse con el presidente chino después de que este presentara una propuesta de 12 puntos para pacificar Ucrania, días después de visitar a Putin. Su visita antecede las que efectuarán en las próximas semanas el presidente francés, Emmanuel Macron junto con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, o la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Sánchez, que asumirá la presidencia rotatoria de la UE durante el segundo semestre, aspira a escuchar de primera mano el plan chino para Ucrania, para criticar su equidistancia entre agresor y agredido, celebrar su rechazo a una amenaza nuclear e invitar al diálogo con el líder ucraniano, Volodimir Zelenski.
Desde el plano bilateral, la prioridad es reactivar mecanismos de concertación política entre España y China, como la comisión mixta para la colaboración económica y comercial, que la pandemia ha dejado en suspenso.
La visita de Sánchez arrancará mañana con su participación en el Foro de Boao para Asia, el conocido como “Davos chino” (ver información adjunta), si bien el plato fuerte tendrá lugar el viernes. El presidente español será recibido entonces en Pekín por las tres máximas autoridades del país: el presidente, Xi Jinping; el nuevo primer ministro, Li Qiang, que estrena así su agenda internacional, y el presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular, Zhang Dejiang.
Durante estos encuentros se abordará la relación comercial entre ambos países, en la que China es el principal proveedor internacional de España, mientras que las exportaciones españolas se sitúan en el undécimo puesto para la potencia asiática. El Gobierno español cree que hay margen de mejora y aspira a que la visita ayude a relajar los exigentes controles y protocolos fitosanitarios que entorpecen la llegada de productos españoles, especialmente los agroalimentarios en plena voracidad china sobre el mercado cárnico internacional. En paralelo, exponen fuentes oficiales, Sánchez busca presentar España como destino de inversiones internacionales, en particular en su apuesta por el desarrollo del vehículo eléctrico o los chips.
Durante la jornada, Sánchez se reunirá con una representación de las 800 empresas españolas presentes en China para conocer las principales trabas a su actividad y las oportunidades de futuro que se abren en el país.
Además, el presidente español mantendrá una reunión con ocho de los mayores touroperadores chinos para reposicionar a España como gran destino turístico tras el cierre de fronteras impuesto ante la
propagación del Covid-19. Tras las duras restricciones que acompañaron la política de Covid Cero, China acaba de permitir desde el 15 de marzo los viajes internacionales de grupos a destinos como España, por lo que el Gobierno agilizará la concesión de visados para recuperar los 700.000 visitantes que recibía del país en 2019.
Font: Expansion