El síndrome respiratorio bovino es la causa más importante de morbilidad y mortalidad en terneros lactantes que provienen de lecherías y se transportan a granjas de engorde, por ello, el equipo de investigación del programa de Producción de rumiantes del IRTA quiere demostrar al sector ganadero y veterinario cómo pueden mejorar las pautas vacunales para prevenir la enfermedad, según la inmunidad maternal que presentan los terneros en el momento de la llegada a la granja de engorde, y que adquirieron a través del calostro de sus madres.

Porque aunque los protocolos de vacunación juegan un papel importante en la prevención de la enfermedad, “sabemos que su eficacia puede verse afectada por la inmunidad maternal adquirida con la ingesta de calostro. Los terneros lactantes que llegan a las granjas de engorde provienen de diferentes orígenes, de las que se desconoce el manejo realizado y los niveles de inmunidad maternal”.

La inmunidad maternal, explican desde el IRTA, está relacionada con la concentración de gama-glutamil transferasa (GGT), una enzima que se encuentra principalmente en el hígado y que está implicada en el metabolismo del animal.

Reducir el uso de antibióticos

A través del proyecto demostrativo ‘INMUNOCALF: El grado de inmunidad maternal como herramienta para una respuesta vacunal efectiva’ se establecerán unos umbrales de concentración de la enzima GGT de los terneros en el momento de la llegada a las granjas, que servirán para identificar a los animales bien atascados y clasificarlos para hacer una buena pauta vacunal y luchar contra el síndrome respiratorio vacuno, explican desde el IRTA. Esta enfermedad, constatan, “causa muchas pérdidas en producción en terneros, tanto por la mortalidad de animales como por el alto porcentaje de quienes la padecen de forma clínica o subclínica, que son más de la mitad de los casos”.

“El hecho de mejorar la lucha contra esta enfermedad mediante el conocimiento de la inmunitaria maternal y adaptando la pauta vacunal, ayudará a reducir el uso de antibióticos reduciendo las pérdidas económicas en las explotaciones causadas por esta enfermedad”, concluye la responsable del estudio, Sònia Martí, investigadora del programa de Producción de rumiantes del IRTA.

Font: Revista Cárnica